La Feminización de la sociedad


SECCIÓN: ERASE UNA VEZ EL PROGRE

Por: Andrés Elías
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Detengan las rotativas, la sociedad ha cambiado.

La actividad productiva generó una incorporación masiva de la mujer a la sociedad, esto, a su vez impulsó un mundo con nuevos valores. Quienes añoran la tradición recordarán que antes el honor era un valor fundamental en la sociedad, exitía una sana distancia entre padres e hijos, la fuerza física reemplazaba a los sicarios en asuntos de honor, el lenguaje era más sobrio y la moda se ajustaba a cánones más apegados a la moral conservadora. Si alguien actúa de esa forma en estos días, sería marginado automáticamente por sus amigos, y tachado de fanático por los progres.

La feminización de la sociedad acabó con el machismo, las mujeres fueron conquistando la cultura con su amor y compasión, nos enseñaron a ser amables y compasivos; Gracias a ellas les debemos una nueva forma de ver la vida, donde el respeto, la solidaridad y la protección se han convertido en valores esenciales para la cultura posmoderna.

Esta sociedad con nuevos valores que ayudo a construir la mujer, ha entrado en conflicto con la llegada de feministas que reclaman una igualdad entre hombres y mujeres, cosa de lo más plausible, si no fuera que para incorporar la igualdad de sexo en la sociedad presentan un argumento víctima / opresor, donde el hombre es el enemigo y la mujer la vulnerable. El terreno logrado por la mujer, ha sido ensuciado por las feministas,

En esta democracia los políticos son susceptibles de ser influidos por los reclamos feministas, todo lo que huela a cambio, es ser progre, y para el político moderno, ser progre es elegante.

El día de la mujer

Durante el día de la mujer, la mayoría de los editoriales fueron negativos, hablaban de lucha, discriminación, violencia, machismo; se culpaba a Dios por haber creado a la mujer de la costilla del hombre; al hombre por haber dominado culturalmente; al papa por un bulo que resulto ser mentira; a la familia por insertarles el chip de ser serviciales; a la biología por darles el instinto de la maternidad,; a la educación por no tener baños unisex; al estado por no acelerar la ideología de género; hasta el mismísimo San Pablo tuvo su cuota de descontextualizaciónc por “mandar a la mujer a callar en la congregación”.

Se cita la historia para darle un aura de trascendencia a los reclamos de las feministas: que no votaban, que no ejercían profesiones, que en algunos países ni siquiera eran considerados personas.

Realmente, hemos caído en el masoquismo social, un victimismo donde ya no se sabe cuál es el que discrimina y cual el discriminador, la sociedad ya asume a la mujer como víctima. Este sentimiento negativo que pretenden insertar las feministas, hace ver a la mujer como el sexo discriminado.

En ese chillar incesante de reivindicaciones culturales, totalmente legítimas, se abandona a la mujer como madre, procreadora, soporte y sustento, formadora, luchadora, líder de la unión familiar, se desconocen sus méritos para enfocarse en lo que le falta para ser “completa”.

Se suponen perseguidas, y terminan victimizadas, intentan erguirse como el sexo complementario pero terminan cayendo en la trampa del sexo débil para solicitar solidaridad del público, la sociedad es solidaria con el más débil, y las feministas en su afán de victimizar al sexo femenino, hacen ver a la mujer como extremadamente vulnerable.

Es una guerra sin cuartel, Feministas, GlBTIs, Progres, ateos unidos bajo el mantra “el enemigo de mi adversario es mi aliado” quieren echar abajo el rol protagónico que la mujer ha conquistado para imponer el feminismo como una ideología con el mismo espíritu del machismo.

Lamentablemente los prejuicios que antes afectaban a la sociedad machista siguen anidando en lo profundo de la sicología feminista y me tildarán de medieval, de retrasado, de fanático, pero prefiero el rol tradicional de la mujer, mientras esto no suceda, cada día pierde obligaciones propias a su naturaleza

Estos grupos minoritarios ven en la función procreadora de la mujer, el símbolo del orden social tradicional, una mujer que cría y forma a sus hijos es signo del atraso de la sociedad, prefieren verla libre, individual, independiente. En nombre de sus mitos quieren destruir la sociedad.


Andrés Elías 2013

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