Amigos, voy a confesarles algo hoy..

Amigos, voy a confesarles algo hoy...
Cuando era un niño en la época en que estaba haciendo mi primera comunión, tenía algunos problemas de la vida cotidiana como todo el mundo. Además siempre tuve problemas de fe. 
Así que un día a una monjita que era mi amiga (la Madre Alda), y que me había dado clases en ese seminario, le pedí que rezara por mi, porque como ella si tenía fe, Dios le iba a escuchar a ella más que a mi. 

La verdad, es que se cumplió mi deseo y se resolvieron mis problemas de un día para otro. De ahí en adelante le pedí que me enseñara a rezar porque yo no sabía como hacerlo, yo solamente hablaba a Dios como a cualquier persona. Así que me dijo que incorporara a esa “charla” un Padrenuestro y un Ave María. 

Mi madre es creyente de una virgen "La Virgen del Cisne", ella tiene múltiples razones por las cuales cree en los milagros. Así que ella me aconsejó que le rezara, me encomendara a Dios y así lo hice. 

Empecé a darme cuenta que no era necesario tener mucha fe para que Dios me atendiera, era tal y cual como decían en la misa, sólo una pizquita tan pequeña como una mostaza. Para mi era como un “darle un chance a que se cumpla, a ver que pasa”, total no perdía nada con creer un poquito. 

Siempre se me cumplía todo lo que pedía, y lo que no se me daba, rápidamente se me mostraba el porqué no debía cumplirse ese deseo, una especie de “mira que te estoy salvando la campana con no hacerte caso esta vez”; nunca demoraba, nunca me hizo esperar. 

Sin embargo un día dejé de rezar y pedir por mi.  ¿Saben cual fue el motivo?

Me sentía mal por estármele cargando con situaciones menos dolorosas que las que otros tenían y no los resolvían. Así que ya no pedía, rezaba cuando sentía miedo pero no pedía por mi. Tuve temor de rezar otra vez y darme cuenta que se seguía cumpliendo. Quería hacer las cosas por mi cuenta, sin necesitad de pedir, sin necesidad de una protección divina o algo así. 

Estando ya adulto, un amigo tuvo un problema del cual pendía de un hilo. Le entregué una estampita a pesar de no ser grandes amigos y le dije que se encomendara a esa virgen, que tuviera un mínimo de fe y que el problema se resolvería; siempre sentí que la Virgen era como una intermediaria entre uno y Dios. Y como siempre, otra vez cumplió. 

No solamente se resolvió el problema de mi amigo sino que le fue mejor, y es así hasta ahora. A pesar de ser consiente de lo que veía y comprobaba una y otra vez, me alejé de Dios, y colaboré para que otros perdieran la fe. Discutí hasta con mi madre y le pedí que si iba a hablar conmigo ni siquiera tocara el tema.

 Hace un tiempo cuando empezó el problema de lo del género en la cédula empecé a escribir para hacer algo y poder parar ese tema. En la TV vi por primera vez a Castelblanco y traté de comunicarme con el y al final por medio de Isabel María me vinculé con 14 millones. 

Pasaron muchas cosas más antes y después que son muy largas de comentarlas aquí. Hace unos días hablaba con un amigo que es creyente y le pedí que me conversara algún tema sobre la Biblia, cualquier cosa que el quisiera, y extrañamente tocamos el tema de mi niñez y le conté unas anécdotas. Me dijo sin más “Creo que tu mamá reza por ti, y es más estoy convencido que El la escucha, y al oírte hablar El te está diciendo a ti, que El la está escuchando”. Me quedé frío, y como si hubieran pasado una película en frente de mi, recordé los milagros de mi niñez y juventud. Até cabos y me dí cuenta que en verdad alguien había pedido por mi, es una sensación extraña que no tenía desde aquella época en que me daba cuenta de que alguien estaba moviendo las piezas y no era yo; pero quería comprobar que lo que habían pedido era justamente lo que me estaba dando cuenta que había ocurrido. Que volviera a Dios, que hablara de El, y me uniera a gente que lo siguiera. 

Así que fui donde mi madre y le pregunté sin más: “mami, usted ha estado rezado por mi?”, y me dijo que si. Pero yo quería saber que era exactamente lo que había pedido. La verdad había pedido muchas cosas más que las que me imaginaba, y desde mucho tiempo atrás.

 Recién me daba cuenta porqué muchos problemas anteriores se habían resuelto de forma tan inexplicable, y yo pensaba que era suerte, incluso cosas demasiado íntimas. Mi madre se había enterado de esos problemas y rezó, y le pidió a esa monjita que no veía desde mi niñez que rezara por mi, tal y como yo en algún momento le pedí lo mismo.

 Lo único que pude decirle a mi madre fue que me perdonara por todo lo que había hecho, y que Dios me había mandado a decirle algo, lo que salió de la boca de mi amigo, “que Dios la había escuchado, que siempre la escucha”. Y en verdad era así, me había estado ayudando en mi vida y no me había dado cuenta hasta hace unos días. Yo, alguien que se denominó públicamente ateo, agnóstico, mandado directamente a decirle a su madre, “Dios te cumplió, te escuchó, y aquí te traigo a tu hijo de vuelta”


Tomado de: http://jcblueman.wordpress.com/2013/08/12/mi-fe/

2 comentarios :

  1. Ultimamente no se por que pero siempre que leo algun testimonio se me cristalizan mis ojos... soy una persona que busca todos los dias su conversion porque se que me falta mucho y en general y siguiendo el ejemplo de su santidad ahora pido que recen por mi especificamente por mi conversion... porque se que solo asi dejare de ser cristiano de palabra y empezaré a ser un cristiano de acción... gracias por rste testimonio

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar