LA RELACION ENTRE EL ABORTO Y EL CANCER DE MAMA


El primer embarazo cambia de manera permanente la estructura de los senos de la mujer. Antes de estar embarazada, sus senos no pueden producir leche, ya que las células de las glándulas no han madurado ni se han desarrollado. Cuando la mujer queda embarazada, el estrógeno y otras hormonas inundan su organismo. El resultado es un rápido incremento en el tamaño de los senos en tanto que la estructura interna tiene cambios dramáticos.

Las células que antes estaban dormidas, se convierten rápidamente en un sistema de conductos y células glandulares capaces de producir leche. Una vez que este desarrollo, cambio y madurez se llevan a cabo, no vuelve a ocurrir ningún cambio importante durante el resto de la vida. Una vez que el seno ha madurado, la probabilidad del desarrollo de un cáncer es menor.

Cuando las células están cambiando y se hallan en estado de transición, son mucho menos estables y tienen una posibilidad mucho mayor de llegar a ser cancerosas. Si la mujer completa su primer embarazo, este período inestable pasa y sus células glandulares maduran y se estabilizan.

Pero si la mujer interrumpe su embarazo en su período inicial en efecto interrumpe el desarrollo de las células en esa fase de inestabilidad y transición. Parece claro que los cambios cancerosos pueden ocurrir y ocurren con mayor frecuencia, en estas células en estado de transición de una mujer que ha interrumpido su embarazo. Si ella aborta más de una vez antes de llevar el embarazo a su término, las posibilidades de cáncer aumentan aún más. Un embarazo posterior, llevado a su término, disminuye pero desgraciadamente nunca elimina un mayor peligro de cáncer.
Resumimos el proceso de las células glandulares: 

1. El tejido mamario antes del primer embarazo es “virgen”. Las células no se han desarrollado aún para su verdadera función.

2. El embarazo envía estrógeno al tejido mamario, lo cual hace que crezcan en tamaño por el cambio drástico que se produce. Bajo un microscopio el tejido parece canceroso. Estas células se llaman “no-diferenciadas” y crecen de manera vertiginosa.

3. Entre las semanas 32 a 34 las células se convierten en “diferenciadas”. Son ahora capaces de producir leche.

4. La lactancia y luego el destete transforman a éstas células en “maduras”. El tejido mamario no será nunca igual y éste proceso las protege contra el cáncer de mama.

5. Los abortos ocurren antes de las 32 semanas de gestación y las células se mantienen en su estado de “no-diferenciadas” y no evolucionan.

6. Los factores que producen una reacción en éstas células “no-diferenciadas” son entre otros el estrés elevado, que a su vez deriva en cáncer.

7. Para empeorar la situación, los doctores prescriben la píldora anticonceptiva luego de un aborto, las cuales contienen estrógeno y empeoran la situación al no permitir que éstas células se recuperen de manera natural.
En los Estados Unidos, aproximadamente 700.000 mujeres al año abortan su primer embarazo. De éstas, el 11% o 77.000 mujeres habrían de desarrollar cáncer de mama; pero por razón de sus abortos, el número de casos de cáncer de mama habrá de aumentar aproximadamente con 105.000, es decir a 182.000 casos anuales. 
El cáncer de mama de parientes cercanos; nunca haber tenido un niño; el comienzo temprano o la terminación tardía de la menstruación; el tener ciertos genes y el aborto inducido del primer embarazo son los factores de mayor riesgo. El fumar, productos químicos tóxicos, alimentación que incluye mucha grasa, anticonceptivos, drogas, alcohol y un ambiente electromagnético son otros factores que agravan las posibilidades. 

El estudio de la Dra. Janet Daling en 1994 fue publicado extensamente. Ella descubrió lo siguiente:

Ø Un aborto inducido aumentaba un 50% el riesgo de contraer cáncer de mama antes de los 45 años.

Ø Si el aborto tenía lugar antes de los 18 años, el riesgo aumentaba un 150%. Si tenía lugar después de los 30 años, el riesgo aumentaba en un 110%.

Ø Si la mujer tenía un miembro de su familia que contrajo cáncer de mama y abortaba después de los 30 el riesgo aumentaba a un 270%.

Ø Las 12 mujeres incluídas en el estudio que tenían tal miembro familiar y abortaron antes de los 18 años, desarrollaron cáncer de mama antes de los 45 años.
En 1983, H. Ownby observó que entre las pacientes que habían tenido cáncer de mama y la enfermedad se había suspendido, ésta volvió a aparecer en el 20% de las mujeres cuyo primer embarazo fue abortado. 

En cuanto a la ferocidad, el Dr. H. Olsson encontró que si la mujer había abortado su primer embarazo, el cáncer era más fuerte, hacía metástasis más pronto y era mortal más rápidamente que en el caso de mujeres que habían llevado a término su primer embarazo.

En conclusión, existen más de 50 estudios actualmente en la literatura médica que indican una relación positiva entre el aborto y el cáncer de mama. El aborto es una decisión irreversible con consecuencias irreversibles que a largo plazo tiene repercusiones graves sobre la salud de la mujer.
NOTA 

Tomado del folleto “La consecuencia mortal del aborto, cáncer de la mama” del Dr. J.C. Willke


No hay comentarios :

Publicar un comentario