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TEXTO COMPLETO: última audiencia papal



VATICANO, 27 Feb. 13 / 08:42 am (ACI/PDSA).- ¡Venerados hermanos en el Episcopado!

Distinguidas autoridades!

¡Queridos hermanos y hermanas!
Os agradezco por haber venido tan numerosos a esta última audiencia general de mi pontificado.
Como el apóstol Pablo en el texto bíblico que hemos escuchado, también yo siento en mi corazón el deber sobre todo de agradecer a Dios, que guía y hace crecer a la Iglesia, que siembra su Palabra y así alimenta la fe en su Pueblo.
En este momento mi ánimo se extiende para abrazar a toda la Iglesia difundida en el mundo y doy gracias a Dios por las "noticias" que en estos años del ministerio petrino he podido recibir acerca de la fe en el Señor Jesucristo y de la caridad que está en el Cuerpo de la Iglesia y lo hace vivir en el amor y de la esperanza que nos abre y nos orienta hacia la vida en plenitud, hacia la patria del Cielo.


Siento que he de llevar a todos en la oración, en un presente que es el de Dios, donde recojo todo encuentro, todo viaje, toda visita pastoral. Todo y a todos los recojo en la oración para confiarlos al Señor porque tenemos pleno conocimiento de su voluntad, con toda sabiduría e inteligencia espiritual, y porque podemos comportarnos de manera digna de Él, de su amor, dando fruto en toda obra buena (cfr Col 1,9-10).

En este momento, hay en mí una gran confianza, porque sé, sabemos todos nosotros, que la Palabra de verdad del Evangelio es la fuerza de la Iglesia, es su vida. El Evangelio purifica y renueva, da fruto, donde esté la comunidad de los creyentes lo escucha y acoge la gracia de Dios en la verdad y vive en la caridad. Esta es mi confianza, esta es mi alegría.
Cuando el 19 de abril de hace casi ocho años, acepté asumir el ministerio petrino, tuve firme esta certeza que siempre me ha acompañado. En aquel momento, como ya he dicho varias veces, las palabras que resonaron en mi corazón fueron: "¿Señor, qué cosa me pides?" Es un peso grande el que me pones sobre la espalda, pero si Tú me lo pides, en tu palabra lanzaré las redes, seguro que Tú me guiarás.

Y el Señor verdaderamente me ha guiado, ha estado cercano a mí, he podido percibir cotidianamente su presencia. Ha sido un trato de camino de la Iglesia que ha tenido momentos de alegría y de luz, pero también momentos no fáciles; me he sentido como San Pedro con los Apóstoles en la barca sobre el lago de Galilea: el Señor nos ha dado muchos días de sol y de brisa ligera, días en los que la pesca ha sido abundante; y ha habido también momentos en los que las aguas estaban agitadas y el viento era contrario, como en toda la historia de la Iglesia, y el Señor parecía dormir.


Pero siempre he sabido que en aquella barca está el Señor y siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es suya y no la deja hundirse; es Él quien la conduce ciertamente también a través de hombres que ha elegido, porque así lo ha querido. Esta ha sido y es una certeza que nada puede ofuscar. Y es por esto que hoy mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios porque no ha dejado nunca que le falte a la Iglesia y también a mí su consuelo, su luz y su amor.

Estamos en el Año de la Fe, que he querido para reforzar nuestra fe en Dios en un contexto que parece ponerlo siempre más en segundo plano. Quisiera invitar a todos a renovar la firme confianza en el Señor, a confiarnos como niños en los brazos de Dios, certeros de que esos brazos nos sostienen siempre y son lo que permite caminar cada día también en la fatiga. Quisiera que cada uno se sintiese amado por aquel Dios que nos ha dado a su Hijo a nosotros y que nos ha mostrado su amor sin límites.

Quisiera que cada uno sintiese la alegría de ser cristiano. En una bella oración que se recita cotidianamente en la mañana se dice: "Te adoro Dios mío y te amo con todo el corazón. Te agradezco por haberme creado, hecho cristiano…" Sí, estamos contentos por el don de la fe, ¡es el bien más precioso, que nadie nos puede quitar! Agradecemos al Señor por esto cada día, con la oración y con una vida cristiana coherente. ¡Dios nos ama, pero espera que también que nosotros lo amemos!

Pero no es solamente Dios a quien quiero agradecer en este momento. Un Papa no está solo en la guía de la Barca de Pedro, si bien es su primera responsabilidad, y yo no me he sentido solo nunca en llegar la alegría y el peso del ministerio petrino; el Señor me ha dado tantas personas que, con generosidad y amor a Dios y a la Iglesia, me han ayudado y han estado cercanas a mí.
Primero que nada a vosotros, queridos hermanos cardenales: vuestra sabiduría, vuestros consejos, vuestra amistad han sido para mí preciosos; mis colaboradores; comenzando por mi Secretario de Estado que me ha acompañado con fidelidad en estos años; la Secretaría de Estado y toda la Curia Romana, como también todos aquellos que, en diversos sectores, prestan su servicio a la Santa Sede: son muchos rostros que no aparecen, que se quedan en la sombra, pero en el silencio, en la dedicación cotidiana, con espíritu de fe y humildad han sido para mí un sostén seguro y confiable. ¡Un recuerdo especial para la Iglesia de Roma, mi diócesis!

No puedo olvidar a los hermanos en el Episcopado y en el presbiterado, las personas consagradas y todo el Pueblo de Dios: en las visitas pastorales, en los encuentros, en las audiencias, en los viajes, siempre he percibido una gran atención y un profundo afecto; pero también he querido a todos y a cada uno, sin distinción, con aquella caridad pastoral que da el corazón de Pastor, sobre todo de Obispo de Roma, de Sucesor del Apóstol Pedro. Cada día he tenido a cada uno de vosotros en mi oración, con corazón de padre.

Quisiera que mi saludo y mi agradecimiento alcanzase a todos: el corazón de un Papa se extiende al mundo entero. Y quisiera expresar mi gratitud al Cuerpo diplomático ante la Santa Sede, que hace presente a la gran familia de las naciones. Aquí también pienso en todos aquellos que trabajan para una buena comunicación y que agradezco por su importante servicio.
En este punto quisiera agradecer de corazón también a todas las numerosas personas en todo el mundo que en las últimas semanas me han enviado signos conmovedores de atención, de amistad en la oración. Sí, el Papa nunca está solo, y ahora lo experimento nuevamente de un modo tan grande que toca el corazón. El Papa pertenece a todos y a tantísimas personas que se sienten cercanos a él.

Es cierto que recibo cartas de los grandes del mundo: de los Jefes de Estado, de los jefes religiosos, de los representantes del mundo de la cultura, etcétera. Pero recibo también muchísimas cartas de personas sencillas que me escriben simplemente desde su corazón y me hacen sentir su afecto, que nace del estar juntos con Cristo Jesús, en la Iglesia. Estas personas no me escriben como se escribe por ejemplo a un príncipe o a un grande que no se conoce. Me escriben como hermanos y hermanas o como hijos e hijas, con el sentido de una relación familiar muy afectuosa.
Aquí se puede tocar con la mano qué cosa es la Iglesia: no es una organización ni una asociación de fines religiosos o humanitarios; sino un cuerpo vivo, una comunión de hermanos y hermanas en el Cuerpo de Jesucristo, que nos une a todos. Experimentar la Iglesia de este modo y poder casi tocar con las manos la fuerza de su verdad y de su amor es motivo de alegría, en un tiempo en el que tantos hablan de su declive.
En estos últimos meses, he sentido que mis fuerzas han disminuido y he pedido a Dios con insistencia en la oración que me ilumine con su luz para hacerme tomar la decisión más justa no por mi bien, sino por el bien de la Iglesia. He dado este paso en la plena conciencia de su gravedad e incluso de su novedad, pero con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la Iglesia significa también tener el coraje de tomar decisiones difíciles, sufrientes, teniendo siempre primero el bien de la Iglesia y no el de uno mismo.

Aquí permítanme volver una vez más al 19 de abril de 2005. La gravedad de la decisión estuvo en el hecho que desde aquel momento estaba siempre y para siempre ocupado en el Señor. Siempre quien asume el ministerio petrino no tiene más privacidad alguna. Pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la Iglesia.

A su vida se le retira, por así decirlo, la dimensión privada. He podido experimentar y lo experimento precisamente ahora, que uno recibe la vida justamente cuando la dona. Ya he dicho que muchas personas que aman al Señor aman también al Sucesor de San Pedro y le tienen afecto; que el Papa tiene verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas en todo el mundo, y que se siente seguro en el abrazo de su comunión; porque no se pertenece más a sí mismo, pertenece a todos y todos pertenecen a él.

El "siempre" es también un "para siempre": no se puede volver más a lo privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio no revoca esto. No vuelvo a la vida privada, a una vida de viajes, encuentros, recibimientos, conferencias, etcétera. No abandono la cruz, sino que quedo de modo nuevo ante el Señor crucificado.

Ya no llevo la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, sino que en el servicio de la oración quedo, por así decirlo, en el recinto de San Pedro. San Benito, cuyo nombre llevo como Papa, será un gran ejemplo de esto. Él ha mostrado el camino para una vida que, activa o pasiva, pertenece totalmente a la obra de Dios.
Agradezco a todos y a cada uno también por el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión tan importante. Seguiré acompañando el camino de la Iglesia con la oración y la reflexión, con aquella dedicación al Señor y a su Esposa que he buscado vivir hasta ahora cada día y que quiero vivir siempre.
Les pido recordarme ante Dios, y sobre todo rezar por los cardenales llamados a una tarea tan relevante, y por el nuevo Sucesor del Apóstol Pedro: que el Señor lo acompañe con la luz y la fuerza de su Espíritu.

Invoquemos la intercesión maternal de la Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia, para que nos acompañe a cada uno de nosotros y a toda la comunidad eclesial; a ella nos acogemos con profunda confianza.

¿Queridos amigos! Dios guía a su Iglesia, la levanta siempre también y sobre todo en los momentos difíciles. No perdamos nunca esta visión de fe, que es la única y verdadera visión del camino de la Iglesia y del mundo. Que en nuestro corazón, en el corazón de cada uno de vosotros, esté siempre la alegre certeza de que el Señor está a nuestro lado, no nos abandona, es cercano y nos rodea con su amor. ¡Gracias!
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EL PAPADO: Conoce tu historia


Editado por: @andreseliascom para Observatorio católico

Una Larga lista….

A lo largo de la historia ha habido 263 Papas y 265 papados reconocidos oficialmente por la Santa Sede, este hecho  se debe a que Benedicto IX accedió en tres ocasiones al papado. 

De entre todos los Papas, 24 han ejercido el pontificado durante menos de un año y 10 lo han ejercido durante más de 20 años. El Papa con el pontificado más largo fue Pío IX (1846-1878) que fue Papa durante 31 años, 7 meses y 23. 

El Papa con el pontificado más corto fue Esteban II (del 23 de marzo al 26 de marzo de 752), que lo ejerció durante 3 días. El Papa con la mayor edad al momento de su elección fue Agatón elegido en el 678 a la edad de 100 años, también fue el Papa que murió a la mayor edad: 102 años.

No hay lista oficial de papas, pero el Anuario Pontificio, publicado cada año por el Vaticano, contiene una lista que se considera generalmente como la más autorizada. Su lista se utiliza aquí:

Los primeros 49 papas fueron santos a excepción de Liberio, la mayor parte de los primeros Santos Padres murieron  martirizados. Como dato curioso se conoce que hubieron años enteros sin papado debido a diferentes causas: persecuciones, destierros forzosos, intrigas políticas, falta de consenso; hubieron Papas que fueron obligados a renunciar, o fueron exiliados por motivos de intereses, económicos, políticos y por corrupción.

Los papas lucharon ferozmente con las herejías y la división de la Iglesia, proclamaron emperadores, convirtieron pueblos enteros e Hicieron florecer el cristianismo en todo el orbe.

En medio de la universal corrupción supieron mantener a la Santa Sede su integridad, les tocó gobernar en medio de deshonestas tramas, intrigas, desorden, corrupción generalizada, decadencia. Algunos muy santos deploraron el libertinaje dentro de la Iglesia, pasaron períodos muy atormentados para la Iglesia donde los Papas  debieron permanecer firmes, muchos hicieron esfuerzos inauditos para levantar las condiciones morales del clero, un puñado fue victima del ambiente y del egoísmo del tiempo lo que a muchos les llevó a la no santificación.

En lo exterior la Iglesia surge como el nuevo mecenas de las artes y las letras donde brillan las grandes figuras del Renacimiento. El pensamiento, las costumbres, la liturgia y la doctrina se centralizan y se estructuran hasta el máximo a partir del Concilio de Trento (1545).

Datos interesantes del papado
San Lino elegido en el año 67, Ordenó  los primero quince obispos. Dispuso que las mujeres entraran con la cabeza cubierta.

Recién en el 88, en el pontificado de San Clemente se empieza a utilizar la palabra Amen.

San Alejando elegido en el 105,  instituyó el uso de agua bendita.

San Higinio elegido en el 136, definió los grados de la jerarquía eclesiástica, instituyó el padrino y la madrina en el bautismo.

San Fabián elegido en el  236, en su reinado a causa de las persecuciones por parte de Decio, se realizo un éxodo de Roma lo que dió vida a los anacoretas, la vida eremítica.

San Félix I afirmo la divinidad y humanidad de Jesucristo y las dos naturalezas distintas en una sola persona. Inició la costumbre de enterrar a los mártires bajo el altar y celebrar la misa sobre sus sepulcros.

San Melquiades fue testigo de como en el reinado de Teodosio el grande la religión católica se erigía como la oficial del imperio.

San Silvestre I  elegido en el 314, para recordar la resurrección instituyó el domingo como día de descanso y oración.

San julio I elegido en el 337, fijó la solemnidad de Navidad el 25 de diciembre.

San Félix III elegido en el 483, estuvo casado tuvo 2 hijos. Su familia aportará en el futuro otros dos papas, Agapito I y Gregorio I, uno de los cuales fue el padre del famoso San Gregorio Magno.

San Martin elegido  en el 649, se celebra por primera vez la fiesta de Maria Inmaculada

San Nicolás I elegido en el 858, fijo la fecha de la Asunción el 15 de Agosto.

Juan XV elegido en el 985, fue el primer papa que inicio el proceso de canonización de un santo, antes los Santos se elegían por decisión popular.

Benedicto VIII elegido en el 1012, estableció que los clérigos no se casen.

Benedicto IX elegido en el 1032 gobernó la Iglesia en 3 periodos distintos, el primero con tan solo 20 años. En el final de su vida renunció a su pontificado y se hizo monje.

Gregorio IX elegido en el 1227, proclamó Santo a San Francisco, San Antonio y Santo Domingo. Instituyó la Santa inquisición.

Inocencio IV instituyó la fiesta de la visitación.

Alejandro IV elegido en 1254, canonizó a Santa Clara y definió como legítimos los estigmas de S. Francisco.

Clemente IV  elegido en 1265, antes de ser sacerdote fue hombre de mundo.

Nicolás III elegido en el 1277, fue el primer papa en vivir definitivamente en el Vaticano.

San Celestino V elegido en el 1294, estableció que el Papa elegido podría renunciar al cargo.

Inocencio XI elegido en 1676, instituyó la fiesta de María el 12 de diciembre.

Beato Pio IX elegido en 1846 estableció la infabilidad del Papa cuando habla excatedra, 
proclamó el dogma de la inmaculada concepción.

San Pio X elegido en el 1903, estableció la elevación de la Hostia y el cáliz.

Beato Juan Pablo II elegido en el 1978 es el primer papa no italiano en 455 años. Es el primer papa que visita la mayor parte del mundo.

El último Papa Santo fue San Pio X en 1903.

El Papado en cifras
·         81 papas proclamados  santos.
·         6 murieron envenenados.
·         44 se declararon como antipapas.
·         11 papas proclamados beatos.
·         La época de Papado mas larga sin un Papa canonizado fue desde 1572 (San Pio V)  hasta 1914 (San Pio X), esto da 342 años sin papas santos.
·         217 papas italianos.
·         52 de otras nacionalidades.
·         22 llevan el nombre de Juan, el nombre mas utilizado.
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En defensa de SS Benedicto XVI por @andreseliascom


UN PELIGROSO DISCURSO SEXUAL

Por: @andreseliascom

Con este título, la Revista vanguardia #374, del mes de Enero, reprodujo un artículo del prestigioso escritor Ian Buruma miembro de la organización Project Syndicate.

El autor es brillante, sin duda alguna!, a riesgo de no ser tachado de parcializado, he releído varias veces el texto, para PRECISAR, ciertas ideas que a mi juicio, debieron ser expuestas con mayor claridad, sin sesgo por parte del Sr. Buruma.



El artículo en cuestión

El autor, comienza su artículo, invitando veladamente al lector a leer el discurso que Benedicto XVI pronunció el 21 de diciembre del 2013 a la curia romana. Les dejo el link http://bit.ly/Ujp9nM.

La controversia que ha levantado este artículo, se da cuando el autor escribe: “Me atrevo a decir que, en realidad, su discurso (Benedicto XVI) alienta el tipo de agresión sexual que puede dar lugar a salvajadas como la de Delhi (refiriéndose a la violación colectiva  de una joven)”.

Sentado en su cómodo sofá ubicado en alguna ciudad del mundo moderno, el Sr. Buruma hace un identikit de los agresores y establece un paralelismo entre violadores y homofóbicos, entre víctimas y homosexuales. Para darse ese lujo esgrime, inclusive, peligrosas caricaturas que solo pueden nacer de la mente del escritor.




Que dijo el papa realmente

Para precisar, el mensaje del Papa no fue específicamente para solidarizarse con la injusticia que vive el mundo,  esta vez, el discurso tenía una naturaleza diferente. Desconocer este contexto hace evidente que el autor forzó el artículo  para hablar en nombre del papa y  a través de él.

No se dejen confundir por estos escritores que quieren apropiarse de nuestra pereza intelectual, un vistazo detenido al mensaje del papa deja entrever la misión principal de su alocución: el tema de la familia y sobre la naturaleza del diálogo interreligioso, añadiendo después también una breve observación sobre el tema de la Nueva Evangelización.

Qué porque es Ian Buruma, debe tener razón…

Debemos olvidarnos de los marcos de referencia privilegiados, no estamos en el Ecuador de hace dos siglos, donde los criollos creían ser superiores a los mestizos. En un mundo tan globalizado como el de hoy, Dios puede arrojar valiosos intelectuales lo mismo en  Inglaterra como en el Guayas, los ecuatorianos debemos olvidarnos de ese complejo tonto de pretender que la opinión de un extranjero debe ser tomada en cuenta por encima de nuestros propios @opinologos  criollos. 

Los católicos,  no somos menos que nadie, ni nuestra Fe es menos que nada, debemos rebelarnos del sentido de inferioridad y el complejo de sentirnos avergonzados de nuestra Fe.

Los católicos también hacemos importante a nuestro mundo gracias al valor de nuestras preguntas y a la profundidad de nuestras respuestas pero si no somos capaces de observar con sentido crítico y conectarnos con nuestra realidad sociopolítica, estamos jodidamente fregados.

La pereza intelectual ha permitido que nos digan fanáticos, idolatras, medievales, etc.. Ninguna afirmación de este tipo es comprobable por definición. Cualquier afirmación sin fundamento debe ser rebatida con la justa atención que la merece, ni más, ni menos. 

#Noalaperezaintelectual

“Lo que distingue a nuestra especie es el pensamiento. Cada uno de nosotros es responsable en gran medida de lo que se introduce a nuestro cerebro, de lo que acabamos valorando y sabiendo cuando somos adultos”, continua el brillante astrofísico.

Existen millones de títulos, si leemos un libro por semana, a lo sumo, alcanzaremos a leer no más de dos mil o tres libros en toda la vida. Debemos fijarnos no en la cantidad sino en escoger de manera consecuente los libros que leemos. Hacerlo puede organizar mis ideas respecto a un tema o diluirlas con respecto a muchos. Por eso decirle #noalaperezaintelectual implica formar mi juicio y criterio, no a través de numerosos libros inconsecuentes entre unos y otros sino a tener una línea ideológica inclusive en cuanto a lo que leo.


Mi opinión si cuenta.

La pereza intelectual te niega el derecho a opinar de manera objetiva, te quita la capacidad de hablar con propiedad.

El peso de nuestras opiniones se da por la calidad de nuestro mensaje.   Arriba los corazones, es hora de volcarnos a las redes sociales a proclamar nuestra Fe, inmensas hordas de jóvenes mostrando el evangelio del día, llamando al Angelus, pidiendo intercesión por alguna persona necesitada, haciendo campañas de justicia social como diciéndole #noalaborto.

Es corriente en muchas culturas  responder que no podemos hacer nada para cambiar el mundo. Pero esto no hace más que aplazar la cuestión. Si queremos abordar valientemente el tema, la pregunta siguiente que debemos formular es evidentemente:  ¿Qué podemos hacer  por vivir de forma coherente mi Fe y mi vida pública?. Y si decidimos que esta respuesta no tiene contestación. Ahorremonos un paso y digamos que la coherencia de los santos, simplemente fue casualidad de circunstancias.

Hay en este complejo de inferioridad católico, el concepto profundo y atrayente de sentirnos menos por ser creyentes. Estas seductoras ideas están atemperadas por otra quizás más grande todavía, la de sentirnos Víctimas del mundo en el que nos toco vivir.

Todos los derechos reservados 2013.

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MENSAJE PROVIDA DEL PAPA




PRESENTACIÓN DEL MENSAJE DEL PAPA PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ

Ciudad del Vaticano, 14 diciembre 2012 (VIS).-Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del Mensaje del Santo Padre para la XLVI Jornada Mundial de la Paz que se celebra el 1 de enero y cuyo tema este año es “Bienaventurados los que trabajan por la paz”. Han intervenido el cardenal Peter K. A. Turkson y monseñor Mario Toso, respectivamente presidente y secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

Monseñor Toso ha señalado que el mensaje de Benedicto XVI es “una invitación a ser artífices de paz a trescientos sesenta grados, tutelando e implementando todos los derechos y deberes del ser humano y de la comunidad”.

“En breve, el mensaje aboga por el crecimiento de una familia humana que no esté dividida entre grupos y pueblos en favor de la vida y grupos políticos que militan, en cambio, por la paz, sin tener en cambio la misma 'pasión' por la defensa de la vida humana, desde el amanecer hasta el ocaso. La paz y el bien común se persiguen comunitariamente, realizando el bien pleno de cada ser humano y de cada pueblo”, ha concluido, el secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz.







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