¿Ideología de género? ¡Ay, Ramiro!…

Por: @andreseliascom

En días pasados Ramiro, arremetió contra el presidente de la República en su habitual columna periodística. Bueno, para ser justos, esta vez estuvo especialmente grotesco.

Comenzó por remarcar el ambiente generado por las personas que en el enlace sabatino del 4 de enero de 2014,  apoyaban lo que decía el presidente acerca de la ideología de género. Hizo un breve repaso de algunos argumentos utilizados por el Ec. Correa, en tono de sorna y burda ironía.

 Primero, he redactado este artículo, contestándole a Ramiro porque al tener una columna de opinión en el “mayor diario nacional”, se convierte para bien o para mal, en un polo de pensamiento, ubicado en el extremo de los progres-laicistas, vale aclarar.

 Cabe recalcar que Ramiro es laicista, relativista, abortista, representante del lobby homosexual, feminista radical y todo aquello que resume el lado más reaccionario y fanático de los progres.

 Segundo, El pensamiento de los progres hunde sus raíces ideológicas en la filosofía de Guillermo de Ockham, principal exponente del llamado “nominalismo”. Ockham introduce, por primera vez en la historia de la filosofía, un concepto de libertad basado en exclusiva en la voluntad, completamente ajeno a las ideas de bien o de virtud.

 Ockham inicia un camino que concluirá con el humanismo ateo del siglo XIX y la voluntad de poder de Friedrich Nietzsche. Una corriente filosófica que en el siglo XX provocó las dos guerras mundiales y que dio soporte al nazismo, al fascismo y al comunismo. Un pensamiento que, debidamente remozado es el que intenta introducir la ideología de género.

 Lo afirma el propio Ramiro “Las reivindicaciones de los grupos transgéneros se fundamentan, por una parte, en consideraciones nominalistas y no esencialistas, como las mantenidas por la filosofía Aristotélico - Tomista en la Edad Media.”

Recordemos que el nominalismo dio soporte al nazismo, fascismo y al comunismo. La ideología de género se nutre del nominalismo.

 Ramiro, siempre se esconde bajo el terciopelo de las palabras mágica “derechos humanos” (la vida del niño concebido también es un derecho), palabra totalmente vaciada de su contenido genuino y que solo es empleada por Ramiro, cuando le conviene. ¡Ay, Ramiro!

 Si alguien sigue la columna de Ramiro, podrá darse cuenta que se ha empeñado en imponer tres criterios fundamentales:

 1. La reinvención de lo humano, que pasa por el desprecio de su propia naturaleza.

2. La adulteración del concepto de libertad.

 3. El vaciado del contenido genuino de ciertas palabras.

  No te dejes engañar ni sorprender por Ramiro. Él trata de insertar el pensamiento de que sus ideas y opiniones son el paradigma del pensamiento políticamente correcto.


Si tuviera el poder, su proyecto se basaría en borrar la esencia de la persona, su condición natural, aquello que le permite ser hombre o mujer, ser padre o madre. Según su pensamiento, esta concepción antropológica del ser humano pasa a ser considerada como una forma de arcaica esclavitud (de hecho cita a Einstein) y debe ser sustituida por la mera voluntad. Una voluntad circunstancial, reversible, puntual, que puede cambiar de sentido cuantas veces se desee.


Semejante ruptura antropológica radical conduce inevitablemente a la creación de una realidad situada más allá de la condición misma del ser humano.

 En fin, Ramiro es un aprendiz de Nietzsche, decreta la muerte del ser humano para anunciar el nacimiento del hombre poshumano, alejado de su condición natural, y por tanto artificial. Ramiro no es una referencia moral, ni tampoco un buen periodista de opinión. Así, que no hay de que temer.

Andrés Elías

@andreseliascom

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