Carta para mi pariente Nueva Era

Para: mi pariente Nueva Era

De: _____________________

Leer en sí mismo es como una especie de pensamiento. Probablemente mientras vas leyendo estas líneas puedes oír el sonido de tu propia voz. Sin embargo, no sientes estas palabras como ideas propias. Tus pensamientos son los que llegan repentinamente y te desconectan de lo que estás leyendo. Estos pensamientos pueden o no, tener alguna importancia respecto a la lectura -puedes pensar-: ¿de qué está hablando este tipo? Sin notarlo puedes advertirte pensando sobre la cena de esta noche o sobre un problema que tienes entre manos, mientras tanto, tus ojos continúan pasando ciegamente a través de las lineas de texto.

Pero tranquilo, todos sabemos lo que es leer párrafos enteros, incluso páginas enteras de una revista, sin asimilar una sola palabra.

Pasamos la mayor parte de nuestra vida en dicho estado: percibiendo lo que vemos, oímos, saboreamos y sentimos de una forma sutil, a través de un velo de pensamiento. La existencia es lo más parecido a lo que acabas de leer, puede que pases páginas enteras sin comprender la lectura, así como puede que pases días, semanas, meses enteros sin saber que ocurre en tu vida.

Visto desde afuera, hay algo que necesito decirte para que despiertes, me he fijado que ese grupo de la Nueva Era al que asistes te tiene demasiado enganchado y es momento que reacciones, ese velo de pensamiento tiene cegada tu razón.

Tratas de encontrarte a ti mismo a través de gurúes o maestros espirituales generalmente vestidos de blanco o naranja y adornados con parafernalia oriental.

Tratas de encontrarte a ti mismo a través de tu participación en ese movimiento de la Nueva Era, que te ha prometido el “equilibrio”, “la paz”, “la armonía”.

Te ayudan las perlas consoladoras de tu gurú, te hacen sentir menos enfermo. Lo cierto es que mientras más te aferras a la creatura, más desechas al creador, mientras más frecuentas las páginas de aquel libro que te ha prometido devolverte el entusiasmo por la vida, más adicto te vuelves a él; la técnica, el método se terminarán convirtiendo en tu placebo; la meditación, el reiki, el yoga son esa pastilla de azúcar que te calmarán de ti mismo.

Considéralo no es más que pura autosugestión, el homeópata dispone del doble de tiempo para pasar contigo escuchándote, consolándote de lo que dispone un médico normal, tal vez no necesitas esa medicina homeópata, de todas formas la molécula que posee no es más que la tiene un grano de azúcar, no intento decepcionarte, solo intento acercarte a la verdad, a la fuente, al verdadero maestro.

El método por sí solo no te llevará a Dios, ni técnica, ni gurúes tampoco lo harán, Si quieres encontrarte no necesitas a nadie que intervenga, te ofrezco un método de sanación interior que se llama confesión, te ofrezco una técnica de acercamiento a Dios que se llama la oración, en fin, los sacramentos es todo lo que andas buscando, no te desvíes más de camino al encuentro con tu mentor, ve y acércate a él, que te está esperando.

Te quiero tanto por eso quiero tu salvación.

Atentamente,

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